17.02.08 Desde Pulpos, Lima-Perú. Gozando como peruana que soy!


Estoy en Perú, en mi país! Debo confesarles que realmente me siento en un paraíso. Me siento tan agradecida durante el día, que no dejo de darle gracias a la vida por los momentos que estoy viviendo y compartiendo con mi familia y amigos en mi terruño.




No hay lugar a dudas:los peruanos somos unos gozadores y nuestro gozo se basa principalmente en comer bien. Y no sólo los cocineros como yo, sino todos los peruanos que conozco de distintos estratos sociales y regiones geográficas. Siempre tenemos en mente nuestra comida peruana. Antes de llegar a Lima, con Martín (mi novio) ya teníamos nuestra lista de platos que queríamos comer y de los restaurantes a los que queríamos ir.









Pregunta básica que nos hacen nuestros padres días antes de llegar es: “Que plato quieres que preparemos el día que llegas?”


Mi respuesta fue: “Chicha morada y cualquier cosa que tenga mariscos y pescados. Y sobre todo uñas de cangrejo”. Sabiendo que justo mi mamá , mi hermana y mi sobrino irían a la bahía de Paracas en Ica, al sur de Lima, donde el cangrejo popeye (tipo buey de mar) abunda, así como las conchas de abanico (vieiras), entre otros frutos del mar. Así que no solamente fui agasajada con las riquísimas y carnosas uñas de cangrejo que me transportaron al mismo Edén, sino que de aperitivo hubo también empanadas diversas, humitas verdes y tamalitos, además del ceviche de almejas y navajas asadas que hizo mi hermana Penélope, las cuales me hicieron sentir con mas intensidad (si cabe) en este increíble y paradisíaco rincón del mundo llamado Perú.


Marinita, la cocinera de mis padres preparó un arroz verde (al cilantro) con conchas, que estaba para chuparse los dedos!. Mi tía Male, con la Leche Asada que nos remonta a los días de la abue (madre de mi mamá y tía) cerró esta maravillosa sinfonía marina con esa nota dulce del festín.


Mis padres tienen una casa en la playa, directamente situada en la arena, a no más de 20 metros del mar, y frente a un roquerío donde los pulperos nos brindan sus pulpos cada día, con un nivel de frescura insuperable. Vivo y con agua de mar escurriendo aun por sus tentáculos. Por supuesto, un pulpito al olivo con aceitunas de botija, no faltó en nuestra mesa esa misma tarde. Además de un ceviche de lenguado y pulpo. Cabe mencionar que el lenguado fue cazado frente a la casa por mi papá en una de sus incursiones al fondo marino.
Vivo en Madrid, donde no hay mar, sin embargo durante 25 años de mi vida he crecido junto a él. Lima esta en la costa y además la mitad de cada año de mi vida la he pasado en esta casa, y hoy, desde su terraza escribo estas líneas sumergida en el intenso color naranja del crepúsculo, al son de las olas, los cantos de las gaviotas y otras aves, mientras el aroma de mar puro, lleno de vida se introduce en mí con cada inhalación.
Estar aquí, poder bucear para observar y estar en el fondo marino (sólo soy una observadora y recolectora. No cazo) o meterme con las aletas y una “morey” hasta sentirme en el medio del mar, al empezar el día o en el atardecer, y ver los delfines pasar en frente de mi, es más de lo que uno puede esperar en un día para sentirse agradecido con esta vida. E imagínense un día así culminado con unos Choritos (mejillones) a la Chalaca, una chelita (cerveza) heladita y un sudado de ojo de uva que te hace sudar de placer. Además de un delicioso helado de mango o lúcuma (una de mis frutas preferidas, oriunda de Perú y que no consigo en España.)

Debo confesar también que soy una golosa y uno de mis postres preferido es el Alfajor. El peruano, porque existe también el argentino que es distinto. Los dos fines de semana que he estado aquí, algún familiar o amigo nos ha traído uno. Mi emoción máxima respecto al alfajor fue cuando vi a lo lejos “la caja azul” que se iba aproximando a la sombrilla donde estábamos tomando el aperitivo en familia. Aquella caja azul, estaba siendo transportada por la misma “niñita”, que ya no lo es más, y que vende desde siempre, junto a su madre, los extraordinarios alfajores de miel de chancaca (miel de caña) entre otros dulces como las cocadas, alfajores y guargüeros rellenos de manjar blanco. Pero son los alfajores de miel los que me siguen haciendo salivar cada vez que veo aproximarse aquella cajita azul.

Ya se va el sol, y es mi deber como gozadora de este país echarme en la hamaca para pensar con que satisfacer mis nostalgias culinarias, mientras los últimos rayos violáceos dan bienvenida al anochecer.

un besito, Brisa*

Brisa Chef Privado en hola.com . 2008

hola.com
Ponga un 'chef' privado en su cocina
26.02.2008

"Estos cocineros ofrecen la posibilidad de disfrutar en el propio hogar de una exclusiva comida o cena propia del mejor de los restaurantes .
Un aniversario de boda, un cumpleaños, el día de la madre, una reunión especial con amigos o compañeros de trabajo... son algunas de las ocasiones que solemos aprovechar para salir a comer o cenar a un buen restaurante y disfrutar de un menú preparado por un gran chef. Pero... ¿por qué no llevar a ese chef a nuestra cocina y celebrar esa ocasión especial de forma más íntima en el propio domicilio? Ésta es la propuesta de diversos cocineros que no tienen problema alguno en ‘trasladar’ sus ollas y sartenes y ponerse manos a la obra en fogón ajeno para proporcionar a sus clientes una comida propia del mejor y más exclusivo restaurante (no sólo en lo referido a la cocina, sino también al servicio de mesa, decoración, asesoramiento sobre maridajes...).
Si le seduce la idea, no pierda de vista las siguientes direcciones web:

http://www.brisachefprivado.com

La chef Brisa Deneumostier traslada su cocina de fusión peruana y asiática al domicilio de los interesados. Pueden ser tanto comidas como cenas que se elaboran in situ para grupos de 2 a 15 personas. "

http://www.hola.com/gastronomia/noticiaslibros/2008/02/26/15079_ponga_un__27chef_27.html