Chef Privado Brisa en Japón, Marzo 2008. Kyushu III parte: Karatsu y su cerámica, sushi de caballa, karatsu jo, okonomiyaki y oden




Chef privado Brisa, 21.06.08
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Ésta es la cuarta publicación de mi viaje a Japón,
es un diario que escribí mientras estuve allá.


El sábado nos fuimos con mucha ilusión a Karatsu, a ver la Karatsu yaki , cerámica de Karatsu, de tonos terrosos, dando la sensación de una cerámica más orgánica. Ésta es una de las cerámicas más utilizadas en la ceremonia del té. Es la que mas ganas tenía de ver porque me recordaba al tipo de arcilla y esmaltes que mi mamá utiliza en su cerámica. Dicen que para los amantes de los yakimono (piezas de cerámica) es una visita obligada. La tradición ceramista en Karatsu es antigua, gracias a la influencia coreana que recibió., pasando a hacer piezas meramente funcionales a otras de un gran valor artístico. Hay un refrán en Karatsu que dice así:

"Ichi-raku, ni-hagi, san-karatsu" y se traduce en algo así: se le otorga la medalla de bronce a Karatsu por ser la vajilla mas usada en la ceremonia del té.
Llegamos justo a la hora del almuerzo así que nos fuimos directamente a comer sushi. Karatsu es conocido por su caballa, por lo tanto probamos la especialidad de la zona en un sushi prensado con caballa (marinada en vinagre), wasabi, cebolleta, pepino y un tipo de alga. Buenísimo! y para terminar, una sopita Ushio Shiru de caballa, enoki take y limón. Esta sopa se ha convertido en una de mis preferidas sin dudas! Una sopita que reconforta tremendamente el espíritu y el sistema digestivo, claro está.

Ahora tranquilas por haber calmado la desesperación del reloj biológico alimenticio, nos dirigimos hacia el taller de cerámica de Takashi Nakazato. Su taller queda a 15 minutos del centro de la ciudad, entre las montañas verdosas, y rodeado de su huerta particular. Simplemente al ver esas casitas entre ese verdor y tan japonesas, tan perfectas que componían lo que es su taller, e imaginar que ahí dentro este gran ceramista y su hijo producían una de las mejores cerámicas de la zona, fue como seguir al conejo de "Alicia en el País de las Maravillas". Entré en un estado de trance, en otra frecuencia. Mientras iba introduciéndome en este mundo de Takashi Nakazato, tanto mi madre como mi padre estaban en cada paso que daba, en cada cosa que miraba y contemplaba.



Era como si estuviesen ahí y a la misma vez sentía el deseo de querer enviarles toda esa información telepáticamente o teletransportarlos a aquel lugar de ensueño. Sin embargo, es una maravilla saber una vez más que es tan real como el mágico taller de cerámica Jallpa Nina de mis padres, Marilyn y Eduardo, en Lurín-Lima, Perú . Así como es tan real que mis medias tuviesen un hueco enorme, que se hizo en el transcurso del día hasta el momento en que me quité los zapatos, como es costumbre, para entrar en el salón- exhibición y tienda del ceramista. En medio de la contemplación descrita posteriormente, Aki Chan y Mika Chan me hicieron darme cuenta de tremenda vergüenza…!!! Trágame tierra entre risas quería gritar. Felizmente que Aki chan es relajada y no la típica japonesa de antaño conservadora, solo se partía de risa y decía “pobre mi hija peruana’.



Al día siguiente llegó con un regalito, preciosamente envuelto: 4 pares de medias! Aki Chan estará ahora presente en cada media que me ponga el resto de mi vida. Nos pasamos más de una hora contemplando las piezas. En medio de la sesión contemplativa nos sirvieron una taza de Té verde japonés, sencha (es ligeramente amargo, no hay que dejarlo infusionar mas de 3-4 min) en eso vasito hecho por el maestro. Que goce! Goce que fue ceremoniosamente multiplicado cuando pasamos por el horno y finalmente por la sala de tornos, donde para sorpresa mía el Sr. Takashi Nakazato estaba presente!!!! Que honor y orgullo poder conocer y ver trabajar al realizador de aquellas piezas, al creador de ese "Alicia en el País de las Maravillas". Tal emoción era la que sentía que hasta aumentaron mis pulsaciones. Pude conversar con él, y contarle sobre mi madre ceramista. Luego se animó a sentarse en el torno y fue cuando en silencio total pudimos contemplarlo mientras creaba con sus manos y toda su energía, piezas reconocible y tangibles de ese “montón de barro” húmedo y resbaloso.
A un par de metros de él estaba su hijo , utilizando una técnica que no había visto nunca para darle forma a un tazón y crear un diseño en su interior.


Con el corazón totalmente satisfecho continuamos nuestra peregrinación ceramista hacia donde el padre de Takashi Nakazato, Nakazato Toruemon, fue el treceavo ceramista de la familia y del estilo toruemon, creado por esta familia. La visita a este taller, donde sólo pudimos ver la sala de exhibición con algunas de sus cerámicas y apreciar las posas con carpas realmente hermosas que rodeaban dicha sala, fue otro “templo” de la cerámica para regocijar el alma y aplicar toda técnica de control zen y no zen para resistirse ante la compra excesiva.


Nuestra visita en Karatsu finalizó con la visita al Karatsu-jo, situado en lo alto de una colina frente al mar. Esta fue una antigua fortaleza de 1600’s construida por el daimyo Terazawa Hirotaka. Fue destruida cuando se pasó del shogunato de Edo al gobierno Meiji. Luego en 1966 se reconstruyó.

Lamentablemente pudimos apreciar solamente sus jardines y arquitectura exterior. Dentro se pueden ver armaduras de samuráis y objetos arqueológicos. Tuvimos un encuentro gracioso con un navegante borracho ruso que de lo ebrio que se encontraba no se acordaba como llegar a su barco. Fue el colmo que hasta este ruso mismo pensase que yo era rusa (es de donde piensan que soy los japoneses cuando recién me ven), se entusiasmó y me hablaba en un fluido ruso, pensando que lo iba a entender.


En noviembre, del 2 al 4 celebran el festival Karatsu Kunchi Matsuri, toda la ciudad se vuelve una fiesta y sacan carrozas, como la que veran a continuación del pez Tai, que tienen hasta más de 200 años. Mi cumpleaños es el 4 de noviembre, alguno lo pasaré en Karatsu.


Al regresar a la casita japonesa de Aki chan y Tzune, un rico shabu shabu de cerdo, un goma dofu (como una gelatina elástica de sésamo y gluten) , konnyaku sazonado con katsuobushi otros acompañamientos se encargaron de hacernos terminar el día con esa cálida sensación de bienestar al haber recibido intensamente la energía de estar viva.


Cada día que paso en estas islas japonesas, entiendo mas como mis padres fueron interiorizando el "wabisabi" que los japoneses viven, y que les fue mostrado en sus visitas a este rincón del mundo. Mi padre a través del karate, quien tuvo incluso un Dojo de Karate al puro estilo japonés donde mis dos hermanos practicaron, y donde mi hermana Verónica llego a ser cinturón negro. Mi papá dio el examen de cinturón negro-primer dan en el mismísimo Japón y el apodo por el cual hoy lo llaman sus amigos, es EDO, sus siglas. En uno de sus viajes de negocios a Japón, le pusieron ese apodo al ser su nombre muy complicado para los japoneses. Fue aficionado a los bonsáis y su afición a la arquitectura hizo que diseñase la casa donde viví desde los 2 años hasta los 18, al estilo japonés.
Mi madre, lo fue descubriendo y sintiendo a través de la cerámica que es tan importante para todo japonés. Ella misma aprendió en talleres en Japón y junto a Ana Maria Cogorno quien vivió en Japón y tuvo su maestro japonés de Kyushu. Mi madre tuvo como maestro también al reconocido ceramista nikkei Carlos Runcie Tanaka.
Fue mi madre también quien hizo que comiéramos un poco de comida macrobiótica cuando tenía 9-10 años para acompañar a "la abue" en su tratamiento contra el cáncer. Me acuerdo del arroz integral sazonado con goma shio que lo molía en el mortero japonés, el olor del "ajonjolí" me remonta siempre a ese momento (y a los kekes de naranja con ajonjolí por encima de la mama). También recuerdo la impresión que me causaban la variedad de algas que debía comer ella, todas importadas, porque no las encontraban en Lima. Y el agua de mar pura que debía tomar, en un par de oportunidades fui a esa excursión en tempranas horas de la mañana que se daban mar adentro, entrando por Pucusana.

Así veo el espíritu japonés en ellos desde que tengo uso de razón. Proyectándose -además- en su amor, admiración y conexión por y con el arte, la naturaleza, la vida y esa energía divina. Comprendo cada vez mas la razón de hacerse su casa al estilo japonés , con techos orientales, puertas corredizas, estanque que simulaba un río con un puente y lleno de carpas , la casa entera en alto, piscina hecha de piedras, bamboos, etc . Hasta los techos de la casa de playa los veo inspirados en los techos de la arquitectura Gassho Zukuri en el valle de Shokawa.
Como no iba a venir a Japón! Ha estado eferveciendo en mi este deseo de venir a Japón desde antes de ser consciente de ello y fue destapándose al sentirme atraída por su cocina. Ellos me han transmitido esta cultura desde que llegué a este mundo. Incluso hasta le cantaba canciones en "japonés" a mi perro Umi (mar en japonés) y con mi hermano Micael jugábamos con las katanas (espadas de samurai) que mi papá tenía de colección. No soy la única de la familia que ha interiorizado tanto la influencia japonesa, pues mi hermano Christo aprendió japonés hace varios años, ya y años mas tarde conoció a una japonesa con la que se va a casar.


Mi último día en Kyushu empezó temprano. Una vez mas a las 05.00 am para ir esta vez en bicicleta, junto a Tzune Chan, al mercado de pescadores del pueblo. El paseo estuvo muy placentero, sobre todo por la bici, el silencio, el aire fresco y la compañía de Tzune Chan. Lamentablemente llegamos tarde… ya no quedaba mucho que ver, había que haber estado alas 3am!



Este día almorzamos en un restaurante de lo más acogedor en Fukuoka, Tabo (092686394) se llama. Sirve como especialidad Okonomiyaki al estilo de Hiroshima. Se trata de un tipo crepe, que lleva encima col, brotes de soja, fideos, maricos, cerdo, huevo frito, cebolleta , su salsita y ao nori (nori en polvo)…..una delicia dominguera perfecta!


En la noche Aki chan tenía preparado ya el Oden, tipo un estofado japonés donde se cuecen ingredientes diversos, entre los que pueden estar huevo, daikon, konnyaku, y chikuwa cocidos en un caldo de konbu o katsuobushi, que a veces lleva mostaza como condimento. El mismo plato puede ser conocido como Kanto ni en Nagoya, y lleva miso. En Kansai, se conoce como Kanto daki . Ambos nombres significan "estofado de Kanto", región donde el oden se originó. También cocinó los fideos japoneses preferidos de Mika, chompon, en dashi con verduras y almejas. Los chompon se comen sobre todo en Kyusu, es donde se consiguen frescos y llegaron a Japón desde Corea.

Nosotros comimos el oden, además con unos rollitos de col rellenos de pollo y cerdo, que se habían cocinado 5 días antes en un caldito con keptchup! si keptchup! Muy buenos!
No sé si lo saben, el origen del ketchup proviene del ketsiap chino, una salsa que acompañaba el pescado y la carne pero que no incluía tomate entre sus ingredientes. Los ingleses lo importaron del archipiélago malayo en el siglo XVIII. Pero el ketchup moderno fue ideado por el norteamericano Henry J. Heinz, quien en 1876 añadió el tomate en dicha salsa.
Con tristeza dejo Kyushu, como dije anteriormente, un pedacito de mí se queda en Kyushu y un pedacito de Kyushu y la familia de Aki Chan y Mika, se viene conmigo a donde vaya.
Ahora me voy a Nagano y luego a Tokio.
.......en septiembre vienen las siguientes publicaciones de Tokio, Kioto, Kamakura y Koya San.